lunes, 10 de octubre de 2016

BALANCE VIDA TRABAJO, FALTA DE COMPROMISO O PRODUCTIVIDAD




En un mundo globalizado y convulsionado, en el cual las mujeres están cada vez más involucradas en el ámbito laboral, los niños enfrentan un entorno en el que cuentan menos con la compañía de sus padres, incremento de fenómenos como el divorcio, familias con un solo progenitor: mamá o papá cabezas de familia, son consideraciones que han llevado a las organizaciones, a pensar más en serio en la dimensión personal de sus trabajadores y entender que son seres integrales con expectativas profesionales y con intereses como seres humanos.

De otro lado, las generaciones más jóvenes, las que algunos llaman Millennials (nacidos entre 1985 y 1994) que ocuparán el 35% del mercado laboral en el 2020 según Mónica Flores directora de ManpowerGroup para Latinoamérica; y Centennials (nacidos después de 1998), son generaciones que tienen bastante claro que el trabajo no colma todas las expectativas de su vida y no están dispuestos a negociar los espacios que necesitan para ocuparse de los asuntos inherentes a su condición humana.

La última consideración que quiero tener en cuenta para este análisis tiene que ver con la productividad. En el 2013, una investigación realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicada en la revista The Economist, concluyó que mientras más trabajaban las personas, más disminuía la productividad.

Si consideramos entonces que el balance vida trabajo trae grandes beneficios para todas las partes, deberíamos a través de prácticas empresariales, hacer evidente la importancia de este aspecto en la vida de los trabajadores en el lugar de trabajo.

Desde mi punto de vista, se deberían considerar dos aspectos clave en esta implementación:

La cultura organizacional viene privilegiando las horas que las personas están físicamente en sus lugares de trabajo por encima de lo que un trabajador realmente está produciendo, de tal manera que se reconoce como colaboradores muy comprometidos con el trabajo aquellos que pasan 10 o 12 horas en sus oficinas sin importar que tan productivos fueron.

Por el contrario, se califican de poco comprometidos y hasta vagos, a aquellos que están en sus sitios de trabajo jornadas normales entre siete y ocho horas al día, sin considerar que en estos periodos de tiempo pudieron haber sido bastante más productivos que los que pasan extensas jornadas en sus trabajos.

Aquí la recomendación es evaluar la productividad, que tanto se están o no cumpliendo los objetivos, si los indicadores de gestión están como deberían y si las personas están haciendo un aporte sobresaliente a la organización en su desempeño profesional. “Es privilegiar las horas cerebro a las horas silla”.

El segundo aspecto a considerar es el liderazgo, el estilo controlador, que necesita estar viendo a las personas en sus sitios de trabajo por espacios interminables de tiempo, aquellos que no confían que sus colaboradores desarrollan bien sus actividades laborales, a menos que ellos estén haciendo una supervisión estrecha de cada actividad que desarrollan, aquellos más dedicados a la micro gestión que a inspirar a los miembros de sus equipos de trabajo para que entreguen lo mejor de si en jornadas normales de trabajo, están entrando en obsolescencia, anacronismo y van a ser remplazados irremediablemente, ya que el costo que están pagando por obtener el resultado es tan alto, que el balance de la ecuación va a terminar destruyendo valor para la organización.

Después de tener estos dos aspectos, cultura y liderazgo resueltos, seguramente podrán implementar algunas prácticas simples y cotidianas que les permitirán balancear la vida laboral con la vida personal de sus trabajadores, haciendo organizaciones más saludables y productivas.

En este último aspecto, los invito a considerar el teletrabajo, definido como trabajo a distancia a través de la tecnología, este modelo ha permitido incrementar la productividad de los trabajadores y adicionalmente el bienestar de los mismos. Un modelo gana-gana, ya que se incrementa el cumplimiento de los objetivos y al mismo tiempo el balance vida trabajo de los colaboradores. Seguramente van a encontrar dificultades en la implementación y no será posible implementarlo en todas las áreas, sin embargo vale la pena emprender por este camino, que en la cuarta revolución industrial se vuelve imprescindible para las organizaciones de talla mundial.

Oscar Javier Jiménez Yepes 
MBA Universidad Javeriana 
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Mail: oscar.jimenez@greatplacetowork.com 


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