“Acérquese
lo más posible a sus clientes. Tan cerca, de hecho, que pueda decirles lo que
necesitan mucho antes de que se den cuenta por sí mismos” Steve Jobs, fundador
de Apple”
Cuando escribo, lo hago acerca de lo que estudio, leo y práctico en mi actividad profesional y siempre influenciado por mi punto de vista como es natural. No pretendo ser un científico, ni mucho menos el dueño de la verdad, solo pretendo poner a consideración mi opinión sobre un tema en específico, en este caso sobre el CEO, cargo que ya he ocupado, que disfruto y entiendo plenamente.
Para empezar, quiero traer la definición de “Management” que propone el
autor John F M, “el Management puede definirse como el arte de asegurar los
máximos resultados con un mínimo de esfuerzo para asegurar máxima
prosperidad y felicidad al empleador y al empleado y dar al público
el mejor servicio posible”
Puede haber muchas definiciones ciertas de Management, pero esta en
particular tiene cuatro elementos que quiero destacar y que ayudan a definir
las competencias que tiene que tener un CEO para cumplir la misión que la Junta
Directiva y los socios le han encomendado desarrollar en un periodo de tiempo.
La primera es asegurar máximos resultados, esto tiene que ver con poner
productos o servicios en el mercado, ser un experto en identificar la promesa
de valor que estos van a ofrecer a los clientes y por lo que estos están
dispuestos a pagar, de ahí que su perfil comercial debe ser destacado, debe ser
una persona muy orientada al cliente y al servicio, un gran negociador, un
profesional que sepa leer y ver lo que los demás no pueden ver, aquellos
hallazgos que permiten entender las necesidades y expectativas de sus clientes,
que permiten convertir ideas en productos reales en el mercado, aquellos por
los que los clientes están dispuestos a pagar.
En este punto quiero traer a colación una reflexión de Steve Jobs fundador
de Apple: “Una idea se convierte en innovación cuando un cliente está dispuesto
a pagar por ella”.
El CEO tiene que garantizar máximos resultados y en este propósito le va a prestar
un gran ayuda, un sobresaliente perfil comercial.
El segundo elemento de la definición que me parece sustancial es “con un
mínimo esfuerzo”, esto quiere decir que debe ser suficientemente hábil para
manejar los recursos de la organización y minimizar el uso de estos en el logro
de los resultados, yo quisiera cambiar minimizar por optimizar, lo que
definiría como la inversión mínima necesaria para obtener los mejores
resultados. No se trata de amarrar los recursos, de entrar en una escasez que
toque el límite de la tacañería, esa sensación se va volviendo cultura en la
organización hasta convertirla en miserable y esto conllevaría
irremediablemente al estancamiento, la pobreza y la no prosperidad. Se trata de
una habilidad que enfoque siempre los recursos hacia el logro de los
resultados, a producir ganancias, beneficios, a volver rica y próspera la
organización.
El tercer elemento, la prosperidad, lo he venido repitiendo a través de
todo el ensayo, es lo que finalmente buscan los miembros de la organización,
los socios, los empleados, los proveedores, los clientes, los países y en
general, todos los grupos de interés, no es solamente el concepto de riqueza,
es algo que va más allá, es generación de valor, sostenibilidad, crecimiento armónico de la organización, personas
y la sociedad en general, es ese estado al que todos queremos llegar, donde no
hay carencias, solo riqueza, aprendizaje y bienestar. No es que no existan
problemas y dificultades, pero también el CEO propone con sus equipos de
trabajo soluciones aplicables, simples y eficaces para su implementación.
Por último, felicidad para el empleador y los empleados, el trabajo es una
parte fundamental en la vida de cualquier ser humano y trabajar en un sitio que
genere felicidad ayuda a construir mejores resultados, mejores y más saludables
compañías, donde el valor compartido es la consigna, donde la visión de la
organización se conecte con el proyecto de vida de cada una de sus empleados,
donde se comparta y se acuerde con la cultura y los valores organizacionales,
donde cada colaborador está comprometido con la causa de su empresa, la toma
como propia, disfruta lo que hace y da lo mejor de sí para el logro de los resultados.
Este CEO, entonces debe ser un hábil líder, un profesional competente para
manejar personas, entrenarlas, entenderlas, inspirarlas, motivarlas,
conectarlas con la visión de la organización, permitirles entender para dónde
va la empresa, cómo cada uno de ellos enriquece los resultados y genera valor,
reconocer sus buenos resultados, lograr que su trabajo signifique lo máximo
para ellos mismos y para la organización, ser cercano, acompañarlos,
aconsejarlos, ayudarles a crecer como profesionales y como seres humanos,
entender el desarrollo de sus empleados como un gran aporte para la
organización y la sociedad en general. En resumen, el CEO tiene que ser un
experto en el manejo de personas.
Al final, las dos principales competencias que debe desarrollar de manera
impecable el CEO de una organización son su capacidad comercial y el liderazgo.
No es necesario que sea un experto en finanzas o en procesos, o en
operaciones, o en logística; estos expertos se necesitan en la organización,
pero en áreas funcionales y no en la cabeza de la empresa, no es necesario que
sea un gran conocedor de un mercado en específico, llámese farmacéutico,
financiero, asegurador, cooperativo, de consumo masivo; estos profesionales se
necesitan en la compañía, pero en las áreas funcionales y no en la cabeza de la
organización. Lo que no es negociable es su experiencia comercial que le será
útil en cualquier sector económico y su destreza como líder inspirador que le
permita sacar lo mejor de este grupo de profesionales expertos o especialistas
en áreas funcionales que permitirán el desarrollo exitoso de la empresa.
Oscar Javier Jiménez Yepes
MBA
Universidad Javeriana
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