“No estamos en la era del cambio, estamos cambiando
de era”
Para entrar en contexto es importante unificar conceptos de lo que
significa e implica la cuarta revolución industrial. Según BBC mundo en el
artículo publicado en octubre 12 de 2016, la describen como la convergencia de
tecnologías digitales, físicas y biológicas que cambiará el mundo tal como lo
conocemos, en la medida que modificará la forma en que vivimos, trabajamos y
nos relacionamos, definitivamente va a modificar el mercado del empleo, el
futuro del trabajo y la desigualdad en el ingreso. En adición la internet de
las cosas jugará un papel fundamental y permitirá agregar a la economía mundial
US$ 14,2 billones en los próximos 15 años, de otro lado podría acabar con cinco
millones de empleos en los 15 países más industrializados del mundo.
Como es usual, también habrá ganadores, estos serán los que más
fácilmente se adapten a los nuevos retos y a las relaciones en el sitio de
trabajo que es lo que en este caso nos ocupará.
Ya se ha declarado que estamos oficialmente en la cuarta
revolución industrial, sin duda la base para adaptarnos mejor a este nuevo
contexto es la tercera revolución industrial referida a la era digital, a la
explosión de la información, al uso de redes sociales, a la menor necesidad de
la presencia física en los sitios de trabajo, bancos, supermercados, agencias
de viaje y en general a sitios físicos para intercambiar bienes y servicios.
En este nuevo contexto, la necesidad de repensar el modelo de
liderazgo es una necesidad que rápidamente se volverá una urgencia, modelo que debe caracterizarse por un mayor
nivel de empoderamiento, mayor confianza en el trabajo de la gente, maestría en
el manejo de sistemas de comunicación no convencionales a través de la
tecnología, dejando atrás la presencia física y privilegiando herramientas como
el correo electrónico, las videoconferencias, el skype y el whatsapp; entre
otras.
Además de esto, los líderes tendrán que pasar de la microgestión y
el seguimiento continuo a las actividades, a la macrogestión donde se dan
lineamientos generales y se acompaña el proceso de manera mucho menos intensa,
marcando metas volantes y recibiendo resultados finales que es de hecho lo que
necesitan las organizaciones para incrementar su productividad.
Las oficinas físicas, van a tender a desaparecer y serán
remplazadas por sitios comunes donde los colaboradores se inscriben
virtualmente para hacer uso de ellos durante periodos de tiempo limitados a lo
que sea estrictamente necesario.
Los funcionarios de más alto nivel, pasarán la mayor parte de su
tiempo en contacto con el mercado, sus clientes y los grupos de interés. La
velocidad que se impone en el proceso de toma de decisiones es cada vez mayor y
necesita de su acción en el minuto a minuto, de tal manera que por medios virtuales o presenciales estarán en contacto
con el mundo. Estos niveles más altos de la organización serán los que menos
necesidad tendrán de un espacio físico de trabajo.
Habrá muchas actividades que perderán valor, lo operativo se
contratará en empresas especializadas, ejemplos de esto tienen que ver con las
actividades operativas de las áreas financieras y contables, áreas de recursos
humanos, áreas logísticas y de operaciones, tecnología informática y servicios
de apoyo al negocio.
Las áreas de producción se convertirán en actividades tan
operativas que fácilmente serán desarrolladas por máquinas y robots, esto por supuesto va a
desplazar a muchas personas del mercado laboral y las nuevas oportunidades serán
aprovechadas por gente muy entrenada en tecnología, negocios, marketing,
innovación y las áreas del conocimiento que desde su formación agreguen valor
en esta nueva situación económica.
Como podemos deducir, los líderes tendrán que tener competencias
muy diferentes a las actuales, en términos de formación académica, competencias
técnicas, pero también competencias que les permitan guiar, inspirar y tomar lo
mejor de una fuerza laboral más entrenada, capacitada, móvil y con expectativas
que van a dificultar cada vez más la retención del mejor talento en las
organizaciones.
Que va a pasar entonces con los líderes? Simplemente se van a
tener que transformar, desaprender los viejos modelos y costumbres que los
llenaban de orgullo y en ocasiones los hacían arrogantes, el trato de doctor,
las inmensas oficinas físicas, las venias y respeto reverencial exigido a sus
colaboradores. Ahora si que va a ser una realidad que el líder se debe más al
colaborador, que el colaborador al líder, sus resultados y generación de valor
van a depender en gran medida de ellos.
En adición, es un momento en el que se hace necesario que los
líderes desarrollen competencias como manejo ágil de la tecnología, comunicación
a través de medios digitales, participación de su equipo en el proceso de toma
de decisiones, alto nivel de exigencia, mejoramiento continuo de procesos y
propuesta de valor, estar moviendo la frontera en términos de rigor, calidad,
conocimientos y servicio al cliente.
En conclusión, o se adaptan al cambio, o el cambio los despide y
los convierte en obsoletas piezas de museo.
Oscar Javier Jiménez Yepes
MBA Universidad Javeriana
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