miércoles, 29 de mayo de 2019

EL PEZ MUERE POR LA BOCA Y EL EMPRENDEDOR POR LA CAJA

“Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de la segunda” Albert Einstein






Para comenzar, me gustaría traer a colación la definición de un tema que, aunque parezca simple, no en pocas oportunidades es el culpable del fracaso de muchas organizaciones.

Comfinagro trae una definición completa pero bastante sencilla que es la que voy a utilizar en este ensayo: “El Flujo de Caja hace referencia a las salidas y entradas netas de dinero que tiene una empresa o proyecto en un período determinado. Facilitan información acerca de la capacidad de la empresa para pagar sus deudas. La diferencia de los ingresos y los gastos, es decir, al resultado de restar a los ingresos que tiene la empresa, los gastos a los que tiene que hacer lo llamamos flujo de caja neto. Son cruciales para la supervivencia de una empresa, aportan información muy importante de la empresa, pues indica si esta se encuentra en una situación sana económicamente”.

Empecemos por la economía del hogar, para ilustrar la importancia de un buen manejo del flujo de caja en la casa, voy a traer una frase que acuño la madre de mi esposa: “La ruina de una casa entra por la cocina”. Cualquier hogar tiene que tener un flujo de caja, unos ingresos que siempre bajo cualquier circunstancia son limitados. Para que el hogar no entre en quiebra técnica la recomendación es hacer un presupuesto de egresos con base en los ingresos y que se cumpla de manera disciplinada.

Empiece por determinar aquellos gastos que son inamovibles, tales como los servicios públicos, el arriendo, los colegios y la comida; entre otros. Después considere los de recreación y finalmente los que destinará para el ahorro. Si usted juiciosamente hace este ejercicio, seguramente tendrá unas finanzas tranquilas y podrá invertir sus excedentes y finalmente en unos años lograr la tan anhelada independencia financiera. 

Esto es una realidad más compleja cuando hablamos de los emprendimientos y las pequeñas y medianas empresas, llámese tienda de barrio, vehículo de servicio público, comercializadoras o empresas productoras de productos o servicios. Una gran cantidad de estas empresas desaparecen por un inadecuado manejo del flujo de caja, empresas con muchos y muy buenos clientes, con muchos y muy buenos productos, incluso aquellas que tienen un muy buen posicionamiento en el mercado, entran en quiebra por un inadecuado manejo del flujo de caja.

Este problema es más evidente cuando estas empresas son manejadas por sus propios dueños o por sus fundadores. Cuando empiezan a tener éxito y sus propietarios sienten que ya le ganaron al mundo, que sus empresas ya no son vulnerables y que han logrado crear capacidades organizacionales que los blindan de las contingencias que son bien comunes en el mercado, empiezan a crear un tren de gastos que no son capaces de sustentar, hecho con base en unos sueños irreales, que en la mayoría de los casos no se vuelven realidad.

Contratan un ejército de profesionales con altos perfiles y por supuesto onerosos salarios, oficinas que fuera de ser muy costosas no le generan valor a nadie, tecnología inoficiosa y que frecuentemente no dan soporte a la promesa de valor que ya está comunicada a los clientes, invierten en tratar de internacionalizar una operación que aún no tienen consolidada en el país de origen y por supuesto con la inversión que esto supone.

Esto lo agrava el hecho de que el dueño por ese solo hecho, el de ser el dueño, asume una posición autocrática, donde hace lo que él considera que está bien hecho y desea escalar la pequeña empresa a niveles no previstos por nadie. De acuerdo con el emprendedor, el asesor financiero no entiende su visión y por eso le recomienda modular los gastos, la junta directiva se vuelve de bolsillo y no hay nadie que pueda contener esta gran borrasca de gastos que no son soportadas por los ingresos de la organización.

A esta altura ya empieza a faltar dinero hasta para sustentar los gastos básicos de funcionamiento y las obligaciones bancarias. Los bancos, qué al sentirse afectados por los incumplimientos, cortan los créditos agravando de manera casi terminal la situación de flujo de caja de la empresa, y llevando a la quiebra a la organización.

El salvavidas tendrá que venir de inversionistas externos, que entregan los recursos y exigen la salida del emprendedor de la administración, tomando medidas drásticas para poner en equilibrio nuevamente la empresa y conduciéndola por el sendero del crecimiento y el éxito empresarial.

A pesar de que en Colombia se han tomado una serie de medidas para mejorar el clima de negocios y proteger a los empresarios jóvenes, solo el 23% de los empresarios “criollos” sobrevive al cuarto año de operaciones, mientras que en Estados Unidos ese indicador llega al 50%. El 22,9% de las empresas fracasan en Colombia justamente por el déficit financiero. (Revista Dinero, Cuatro razones por las que los emprendedores colombianos fracasan en el intento).

En conclusión, empresas con buenos volúmenes de venta, interesantes márgenes de rentabilidad y con marcas muy posicionadas en el mercado, entran en quiebra por el mal manejo de su flujo de caja. La recomendación es tomar medidas para racionalizar los gastos, contratar asesores financieros de alto vuelo que hagan valer sus posiciones y aterricen los ánimos expansionistas de los emprendedores y finalmente, Juntas Directivas que en la vida real ejercen su función de gobierno corporativo y manejo disciplinado y juiciosos del flujo de caja de la organización.


Oscar Javier Jiménez Yepes 
MBA Universidad Javeriana 
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